La pandemia del coronavirus no ha frenado el avance del cambio climático solo lo ha pospuesto, destaca un nuevo informe de varias agencias de las Naciones Unidas, que advierte sobre los niveles sin precedentes de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, una situación que aboca al planeta a un peligroso calentamiento durante los próximos años.
El estudio, coordinado por la Organización Meteorológica Mundial, señala que el aumento de las temperaturas globales ya está provocando en todo el mundo fenómenos meteorológicos extremos devastadores, con un impacto cada vez mayor en las economías y las sociedades. A modo de ejemplo, destaca que se han perdido miles de millones de horas de trabajo debido al calor excesivo.
Debido a la magnitud de los cambios climáticos, e incluso si se toman medidas ambiciosas para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, el nivel del mar seguirá subiendo y amenazará a las islas y a las poblaciones costeras de todo el mundo.
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El Secretario General de la ONU sumó su voz al lanzamiento del informe y destacó que el número de desastres meteorológicos actuales es cinco veces superior a los registrados en 1970 y que cuestan siete veces más.
“Realmente se nos ha acabado el tiempo. Debemos actuar ahora para evitar más daños irreversibles. La COP26 de noviembre debe marcar ese punto de inflexión. Para entonces, necesitamos que todos los países se comprometan a alcanzar las emisiones netas cero para mediados de este siglo y que presenten estrategias claras y creíbles a largo plazo para conseguirlo», indicó Guterres.
La salud del mundo también está en peligro
La Organización Mundial de la Salud advierte por su parte de que el aumento de las temperaturas está relacionado con un incremento de la mortalidad relacionada con el calor y el deterioro del trabajo, con un exceso de 103.000 millones de horas de trabajo perdidas en todo el mundo en 2019 en comparación con las perdidas en 2000.
Además, las infecciones COVID-19 y los riesgos climáticos como las olas de calor, los incendios forestales y la mala calidad del aire, se combinan para amenazar la salud humana en todo el mundo, poniendo en especial riesgo a las poblaciones vulnerables.
Según la agencia sanitaria de la ONU, los esfuerzos de recuperación de la COVID-19 deben alinearse con las estrategias nacionales sobre el cambio climático y la calidad del aire para reducir los riesgos de los peligros climáticos en cascada y obtener co-beneficios para la salud.
Con información de la ONU.
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