Brigadistas del Programa de Resiliencia Ante Inundaciones (PRAIM) llevado a cabo en la comunidad de Jonuta en Tabasco, recibieron el día de ayer el reconocimiento por parte de Zurich, junto a la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja, la Media Luna Roja, la Cruz Roja Mexicana y Protección Civil, por el Premio Nacional de Protección Civil 2019 otorgado por el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado mes de septiembre.
Un total de 7,192 personas divididas en más de 250 brigadistas capacitados en Planes Comunitarios de Emergencia; más de 200 voluntarios preparados en primeros auxilios, 1,409 familias beneficiadas en educación comunitaria y más de 600 micro proyectos realizados para el suministro de agua potable, prevención ante inundaciones, protección y generación de medios de vida, así como capacitación para la gestión de recursos, fueron los acreedores del premio.
Jonuta es una comunidad de Tabasco en constante amenaza de inundaciones proveniente del río Usumacinta, que de acuerdo al Consejo Nacional de Población (CONAPO), se encuentra dentro de una zona de alta marginación, aumentando su vulnerabilidad ante los desastres causados por las crecientes.
Aideé Zamorano, gerente de Sustentabilidad de Zurich en México, explicó que el aporte de Zurich fue usar una metodología previa que pudiera medir la resiliencia ante las inundaciones de la comunidad, trabajando con cinco capitales: el social, el humano, el natural, el físico y el financiero.
“Muchas veces el tema de los riesgos está un poco mal entendido y tenemos que desmitificar que no es tan complejo, lo que hay que hacer es visible las vulnerabilidades de las personas para poder ir construyendo la resiliencia. Estamos abiertos a compartir la práctica, para que si alguien más quiere invertir en esto, los podemos acompañar en este proceso”, comentó Aideé Zamorano.

¿Cómo ha ido avanzando el programa?
Zurich viene trabajando con el PRAIM desde el 2013, tomando en cuenta la vulnerabilidad económica, física, y social, así como la frecuencia con la que son afectadas las zonas por las inundaciones. Para esta fecha se encontraron comunidades marginadas, divididas, y lo primero que se hizo fue reforzar la cultura de convivencia entre ellas. En el transcurso de 2013 y 2014 se fueron incorporando las comunidades hasta llegar a 20, que son las que están actualmente.
Para 2016, el programa se encargó de la inclusión con un enfoque en la salud y primeros auxilios comunitarios, una feria infantil intercomunitaria, un compromiso con el aprendizaje a través de juegos, y un enfoque estratégico para el lanzamiento del Programa Escuela Resiliente en el que se trabaja estrechamente con los maestros para aumentar la toma de conciencia sobre el riesgo de inundación y en apoyar la construcción de resiliencia entre los jóvenes, a través de actividades apropiadas para sus edades.
“Teníamos tres objetivos operativos, el primero era incrementar la resiliencia en la capacidad de 20 comunidades seleccionadas con base en sus riesgos y vulnerabilidades; el segundo era medir la resiliencia que esta alianza tiene de manera prioritaria; y por último no quedarnos con los resultados solamente, sino hacer incidencia en la toma de decisiones tanto locales, gubernamentales y de otras organizaciones, es decir poder hacer algo con los resultados obtenidos”, explicó Brenda Ávila Flores, coordinadora del PRAIM.
Se llevaron a cabo cuatro campañas de sensibilización y tres ferias comunitarias centradas en salud relacionadas con enfermedades no transmisibles como malaria y dengue, promoción de la higiene y el saneamiento; reducción de riesgo de desastres y cohesión social.
Actualmente, existen 23 equipos de respuesta comunitaria capacitados de acuerdo a sus necesidades y capacidades locales específicas.

Los tapescos son infraestructuras elevadas para protección de aves de corral, con el fin de resguardar a los animales de inundaciones y ante depredadores
Se realizaron 67 microproyectos de fortalecimiento comunitario; siete para la restauración de seis sistemas comunitarios de agua potable; 16 para diversificación de medios de vida a partir del pez plecostomus (pez diablo) y las abejas mayas; construcción de cinco sistemas acuapónicos; 38 refugios elevados para protección animal,un centro comunitario, instalación de motobombas extractoras de agua, reforzamiento de muros de viviendas vulnerables, entre otros.
Eliborio López Reyes, brigadista del poblado de Monte Grande, contó que cuando llegó la Cruz Roja, esperaban recibir una despensa u otro tipo de ayuda tangible. “Nos enseñaron cómo evacuar a la gente, cómo rescatar viejitos, cómo hacer primeros auxilios. Nos capacitaron en cómo trasladar un enfermo si tiene algún hueso fracturado. Me gusta más que me capaciten para la vida, a que me den algo que solo dura dos días”, afirmó.
Por otro lado, Rubicel May Valencia, coordinador de una de las brigadas de la comunidad, dijo que cuando empezaron a recibir ayuda no esperaban lo que recibieron. “Nos están trayendo conocimiento de la mente, nos están dando prácticas de primeros auxilios y ahí fue cuando empezamos a cambiar la forma de ver las cosas. Nos llevamos la sorpresa de que ellos lo que querían era que aprendiéramos a hacerle frente a una inundación y sus consecuencias”, manifestó Don Rubicel.

Resultados
Los principales resultados del PRAIM fueron 526 capacitaciones de brigadistas; 20 brigadas conformadas y 19 reconocidas por Protección Civil; 200 brigadistas capacitados y 189 reconocidos por el Instituto de Protección Civil del Estado de Tabasco (IPCET); 30 pluviómetros instalados para medir la cantidad de precipitación en la región; capacitación SAT y 20 planes de respuestas comunitarios.
Cabe destacar, que desde que se implementaron los programas de resiliencia y los habitantes están capacitados para actuar, no han sufrido de otra inundación. Los conocimientos han sido aplicados por medio de simulacros guiados por los habitantes capacitados de cada comunidad.