México se encuentra clasificado como uno de los 12 países megadiversos dado que su orografía, posición geográfica y condiciones climatológicas propician la formación de una gran variedad de ecosistemas, resultando en la gran biodiversidad en México.
El 70% del territorio mexicano, está cubierto por algún tipo de vegetación forestal: matorrales xerófilos (41%), bosques templados (25%), selvas (22%), manglares, algunas asociaciones de vegetación (1%), y otras áreas forestales (11%).
Los distintos ecosistemas traen consigo un bien social y económico para el desarrollo sostenible como:
- Regulación del ciclo hidrológico
- Filtración del agua al suelo
- Control de la erosión así como la captación del agua al suelo
- Bienes maderables y no maderables, en los que se pueden incluir, alimentos y productos medicinales.
El país está en una situación complicada, ya que el 95% de la deforestación ocurre de manera ilegal, dado que SEMARNAT solamente autoriza el cambio de uso del suelo en un promedio 12 a 13 mil hectáreas al año, mientras que la deforestación promedio anual es de 250-260 mil hectáreas.
Presencia de incendios forestales afectan los ecosistemas
Además, la presencia de incendios forestales se ha magnificado en frecuencia, intensidad y peligrosidad, debido al cambio climático y a las omisiones en acciones preventivas. Durante el periodo 2009-2018 se tiene un promedio anual de 7,871 incendios, con una superficie afectada promedio de 385, 815 hectáreas por año. Sin embargo, los últimos tres años (2017, 2018 y 2019), han superado por mucho este comportamiento.
Plagas, enfermedades forestales, así como las prácticas inadecuadas del manejo forestal, son los mayores contribuidores en la perdida y destrucción de los ecosistemas forestales.
De acuerdo con datos de CONAFOR las selvas y los bosques mesófilos, son los ecosistemas con menos superficie de vegetación primaria y las que presentan las comunidades vegetales más degradadas, siendo las selvas altas y medianas las más afectadas a nivel nacional, contando solo con un 23% de vegetación primaria.
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La pérdida de todos estos ecosistemas trae consigo graves consecuencias tanto para las comunidades que viven cerca o en cada uno de estos lugares, tanto, para la generación de empleos desde la participación rural hasta las grandes urbes al disminuir la producción agroalimentaria con la perdida de suelo y agua. Disminuye las capacidades de adaptación ante las complicaciones del cambio climático. El deterioro de los ecosistemas forestales y el aprovechamiento no sostenible de estos, son resultado de procesos multifactoriales complejos que van más allá del sector forestal y que requieren de una política pública.
Existen diferentes acciones que pueden beneficiar al cuidado y aprovechamiento sostenible de los ecosistemas, actividades que van desde los cursos y talleres para transmitir que los bosques, selvas y todos aquellos ecosistemas, no solo están ahí y se deben de cuidar, si no además, cuidarlos y manejarlos a través de un buen plan de manejo nos permitirá aprovechar los recursos maderables y no maderables, hídricos (concluyendo con un mayor porcentaje el ciclo hidrológico) y un aprovechamiento económico al ofrecer ecoturismo en diferentes zonas naturales.
Este artículo fue publicado por Earthgonomic, lea el original aquí.
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