Compartimos esta nota como colaboración con el Grupo de Acción Climática, un equipo interdisciplinario que busca impulsar la agenda hacia una mitigación y adaptación efectiva del cambio climático. Este proyecto es desarrollado por Mauro Accurso y si te gustó su contenido puedes suscribirte para recibirlo semanalmente en este enlace.
«Ya no tenemos tiempo. Nos quedan 11 años para reducir a la mitad nuestras emisiones de gases de efecto invernadero a fin de que en 2030 hayan vuelto al nivel de 2010 y esforzarnos por conseguir un nivel cero neto de emisiones antes de 2050 para que tengamos una oportunidad de sobrevivir. Necesitamos soluciones ya», aseguró recientemente Kumi Naidoo, secretario general de Amnistía Internacional.
El camino a la descarbonización del planeta todavía no está nada claro, y los últimos datos son de verdad desalentadores.
La semana pasada el reporte anual de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) reveló que las emisiones de CO2 relacionadas con la energía (el sector que más emite) aumentaron 1.7% en 2018 llegando a su pico histórico de 33.1 Gt CO2.
Esta tasa de crecimiento fue la más alta desde 2013 y 70% más alta que el promedio de crecimiento desde 2010: este aumento del año pasado de 560 Mt es equivalente a todas las emisiones globales de la industria de aviación.
El aumento total de las emisiones de energía se da en un contexto donde la generación solar y eólica creció a un ritmo de dos dígitos, y sólo la solar creció un 31%. Pero claramente la tendencia de crecimiento de renovables (ya que cada vez son más baratas) no alcanza si sigue aumentando la demanda total de electricidad alrededor de todo el mundo, lo que, el año pasado, impulsó un mayor uso del carbón.
Fatih Birol, Director Ejecutivo de la AIE, lo explicó muy bien: “A pesar del importante crecimiento de las energías renovables, las emisiones mundiales siguen aumentando, lo que demuestra, que es necesario adoptar medidas más urgentes en todos los frentes: desarrollar todas las soluciones de energía limpia, reducir las emisiones, mejorar la eficiencia y estimular las inversiones y la innovación».
Y casi en simultáneo el World Economic Forum lanzó su informe sobre transición energética efectiva donde la principal conclusión sigue la misma línea: «los sistemas energéticos del mundo no son más ambientalmente sostenibles que hace 5 años. Si bien el acceso a la energía mejoró sustancialmente, con menos de mil millones de personas ahora viviendo sin acceso a la electricidad, las preocupaciones acerca de la asequibilidad y la igualdad de la transición energética están aumentando».
En palabras del profesor del sistema terrestre de Stanford Rob Jackson, «estamos yendo hacia el desastre y nadie parece poder frenar esto». Desde WWF aseguraron que hay una necesidad política de demostrar más acción, con un liderazgo que inspire a «los votantes y contribuyentes para enfrentar el calentamiento global«.
Y António Guterres, secretario general de ONU, parece haber recogido el guante: pidió a los líderes mundiales que presenten planes concretos más allá de los discursos para la próxima Climate Action Summit en New York. Esperemos que escuchen.