Compartimos esta nota como colaboración con el Grupo de Acción Climática, un equipo interdisciplinario que busca impulsar la agenda hacia una mitigación y adaptación efectiva del cambio climático. Este proyecto es desarrollado por Mauro Accurso y si te gustó su contenido puedes suscribirte para recibirlo semanalmente en este enlace.
Más de 70% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global desde 1998 provienen de unas 100 empresas dedicadas a la producción de combustibles fósiles.
Entre ellas están compañías como ExxonMobil, Shell, BP, Chevron, Total, Saudi Aramco, Gazprom, National Iranian Oil, Coal India, Pemex y CNPC (PetroChina).
Con esto en mente, las petroleras más grandes de Europa, Asia y América Latina crearon la Oil & Gas Climate Initiative donde se comprometieron a reducir sus emisiones y explorar nuevos modelos de negocio y tecnologías para cumplir con el Acuerdo de París.
Pero, ¿realmente pueden las grandes empresas de combustibles fósiles ser parte de un futuro bajo en carbono? ¿o el liderazgo climático en el sector petrolero es un oxímoron?
Hace tiempo viene creciendo el movimiento de desinversión y se estima que entre el 60 y el 80 % de las reservas de carbón, petróleo y gas de las empresas que cotizan en bolsa podría clasificarse como «inquemable» si pretendemos no superar un calentamiento global de 2°C (y aquí no están contando las nuevas exploraciones).
Este año, algunas petroleras empezaron a incorporar la realidad climática en sus planes de inversión y a brindar información a sus inversores sobre cómo su CAPEX está alineado a los objetivos globales.
«Los planes de asignación de capital de los productores de combustibles fósiles deberían reflejar los límites planetarios finitos y los acuerdos internacionales para preservar el valor para sus accionistas», afirman desde Carbon Tracker y el poder para traducir esto en acciones concretas está entonces en los principales accionistas, ya que la realidad es que todavía en las empresas se incentiva a los ejecutivos a aumentar la producción o el volumen de reservas.
Mientras algunas empresas europeas como Repsol, Shell y Total, están estableciendo objetivos para reducir la intensidad de carbono de su producción, para mitigar el cambio climático necesitamos que las emisiones se reduzcan en términos absolutos y no solo relativos.
Eso sólo podrá lograrse con límites a proyectos futuros y topes de emisiones absolutas que sean incorporados por las empresas, las cuales puedan competir pero dentro de estos límites.