Las plantas generadoras de electricidad que utilizan la tecnología de ciclo combinado son eficientes y amigables con el ambiente, ya que emiten menos contaminantes que las plantas a base de otros combustibles fósiles como el combustóleo y el carbón.
¿Qué es una planta de ciclo combinado?
Para producir electricidad en una planta termoeléctrica, se requiere tener una fuerza que mueva las aspas de una turbina, misma que acciona el rotor de un generador. De esta manera, la energía mecánica que se imprime a la turbina es transformada en energía eléctrica. La fuerza inicial que se requiere para dar movimiento a la turbina puede ser proporcionada por combustibles como carbón, combustóleo, diésel, gas, gas natural o uranio.
Una planta de ciclo combinado se inscribe en la categoría de termoeléctricas, con la diferencia de que su proceso combina dos ciclos que operan de manera consecutiva: el de una turbina de gas natural y el que opera con una turbina de vapor. La primera turbina se mueve gracias a la combustión de gas natural, que permite activar el generador; derivado de esta energía, se produce el calor necesario para obtener vapor, mismo que mueve la segunda turbina que activa de nuevo el generador.
¿Cuáles son las ventajas del ciclo combinado?
Flexibilidad: Las plantas de ciclo combinado pueden adaptarse a la demanda de electricidad o a la necesidad de producción. Por sus características, una planta de este tipo puede operar al 100% cuando la demanda es alta y, si esta disminuye, puede reducir su operación a una carga parcial del 45% de su capacidad. Esto permite que la infraestructura produzca lo necesario, evitando desequilibrios en el mercado o excedentes de producción.
Esta flexibilidad es vital en el escenario de la producción eléctrica a partir de fuentes renovables como la eólica y solar. Estas energías son intermitentes, pues dependen de las condiciones cambiantes de las fuentes primarias: viento y sol. Por ello, como respaldo, una planta de ciclo combinado es ideal. Puede operar a baja capacidad cuando las condiciones de viento o sol son adecuadas o bien a su máxima capacidad cuando las condiciones climáticas lo ameritan. Así, se garantiza la continuidad en el suministro de energía en los lugares en donde la producción está sustentada mayormente con renovables.
Eficiencia: Sin duda este tipo de tecnología permite incrementar la capacidad de generación a un menor costo y, por tanto, aumentar la energía disponible. El rendimiento en las centrales de ciclo combinado es superior al 60% frente a una central convencional o de combustóleo. Esto significa que con un menor consumo de energía primaria (gas natural) se logra una mayor producción de energía eléctrica. Ello, como es lógico, supone ventajas tanto ambientales como económicas que beneficia a los entornos en donde estas plantas se instalan y, con mejores precios, también a los consumidores finales.
Menores emisiones de contaminantes altamente dañinos para el ambiente y el ser humano, tales como dióxido de carbono (CO2), óxido de nitrógeno (NOx) y dióxido de azufre (SO2). Ello, derivado de que el gas natural es un combustible más limpio que el carbón, combustóleo, diésel y demás derivados del petróleo usados en muchos casos para producir electricidad.
El beneficio en este sentido no es menor, ya que, en comparación con una planta tradicional a base de combustibles fósiles, las de ciclo combinado le ahorran al ambiente y a los seres humanos 100% de las emisiones de SO2, 80% de las de NOx y 50% de las de CO2.
Adicionalmente, el transporte y suministro del combustible principal para estas plantas (gas natural) se hace a través de un gasoducto enterrado, por lo que se evita el impacto derivado de la circulación de camiones o trenes de aprovisionamiento de carbón o combustóleo.
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Menos consumo de agua: Dado que una central de ciclo combinado sólo requiere agua para la condensación del vapor, estas utilizan únicamente un tercio del agua que se requiere en las centrales térmicas convencionales. En el caso de las plantas de Iberdrola México, ninguna dispone de aguas municipales, para la generación de energía se toman aguas negras, tratadas, salobres o marinas, es decir que no son de consumo humano. En caso de que no tener disponibilidad cercana a este líquido, se recurre al aire, a través de aerocondensadores.
Instalación y operación: Las centrales de ciclo combinado requieren de una infraestructura menor, en comparación con las plantas tradicionales; además son modulares y de estructuras ligeras. Por estas características, estas plantas pueden construirse en 37 meses aproximadamente y cerca de los lugares donde se consumirá la electricidad, ello disminuye la cantidad de líneas de tendido eléctrico, con lo que se reducen las inevitables pérdidas de electricidad y el impacto visual.
Adicionalmente, esta característica permite potenciar el modelo de cogeneración, instalando las plantas de ciclo combinado cerca de otras industrias que pueden aprovechar los excedentes de electricidad y de la propia energía que se utiliza para producirla. Lo anterior es posible, ya que se trata de la generación, en un mismo proceso, de energía eléctrica y calor útil que se puede emplear y aprovechar en prácticamente todas las industrias e instalaciones que consuman cualquiera de estas energías.
Para finalizar, cabe destacar que Iberdrola México, a la vanguardia en generación limpia de energía, cuenta con siete plantas de ciclo combinado en los estados de Baja California, Durango, Nuevo León, San Luis Potosí y Tamaulipas. En total, estas plantas suman una capacidad de más de 5,500 MW. Para tener una idea de la importancia de esta capacidad, baste decir que un MW/hora permite suministrar electricidad a una media de 330 viviendas cada una hora.
Apostamos por México, ganamos el futuro.
Este artículo fue publicado por Iberdrola, lea el original aquí.
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