Como parte de las acciones impulsadas por la Fundación de Zurich (Z Zurich Foundation) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en México, a través del proyecto “Reducción del impacto socioeconómico de COVID-19 y fomento a la recuperación temprana en comunidades de México”, se ha impulsado la recuperación sostenible y resiliente de 120 comunidades rurales en 8 estados del país, en beneficio de más de 70 organizaciones sociales y productivas en sus primero 8 meses de ejecución.
La pandemia de la COVID-19 evidenció importantes brechas de desigualdad en el desarrollo y se estima que podría ocasionar un retroceso en las dimensiones del índice de desarrollo humano en México. Sus impactos socioeconómicos son particularmente graves en las zonas rurales e indígenas ya que aumentan las condiciones de vulnerabilidad de la población local, especialmente de las mujeres, así como de las y los jóvenes.
“Desde el inicio del proyecto, el objetivo de esta alianza ha sido que los productores y empresas sociales reactiven sus economías, además de continuar trabajando en promover la resiliencia ante otros riesgos previamente detectados, como inundaciones derivadas del cambio climático y deterioro de la salud mental, entre otras”, explicó Patrick Font, CEO Zurich México. “También ha representado una oportunidad de colaboración entre la iniciativa privada y los organismos internacionales logrando soluciones prácticas e inmediatas a favor de la población mexicana con programas que garanticen la sustentabilidad de las acciones”.
“Es fundamental contar con los elementos para tomar las mejores decisiones para impulsar una recuperación económica resiliente. En particular en aquellos grupos de población a los que la pandemia ha impactado de forma diferenciada” expresó Lorenzo Jiménez de Luis, representante residente del PNUD en México. Añadió que el primer paso fue gestionar la complejidad y la incertidumbre para, de esta manera, contribuir a cerrar las brechas de desarrollo en las economías locales a través de alianzas estratégicas y soluciones creativas.
En la primera fase del proyecto, y con el objetivo de definir las acciones a favor de una de recuperación resiliente y sostenible, se llevó a cabo una evaluación de las principales afectaciones y necesidades comunitarias y sectoriales ocasionadas por la pandemia de la COVID-19 en las comunidades rurales seleccionadas. Las estrategias de inversión social que fueron definidas buscan fortalecer las capacidades para la seguridad hídrica, impulsar la producción local de alimentos y reactivar las economías locales, desde un enfoque de gobernanza, sostenibilidad y derechos humanos.
Producción de traspatio con manejo agroecológico y enfoque de género
Los traspatios familiares son espacios donde mayoritariamente las mujeres en zonas rurales cultivan alimentos para el autoconsumo familiar, pero en los que, a lo largo del tiempo, se han perdido las prácticas de manejo y se ha reducido la diversidad de los alimentos producidos. Sin embargo, representan un espacio con alto potencial productivo, visibilizan una de las contribuciones de las mujeres a la economía familiar y son una posibilidad para generar alimentos saludables que contribuyan a la resiliencia ante las crisis.
Las 120 localidades seleccionadas en el marco del proyecto presentan un alto grado de marginación (CONAPO, 2012), además 79% de éstas reportan pérdidas de empleos como consecuencia de la pandemia de la COVID-19, teniendo efectos negativos en el ingreso familiar. Por ello, con el objetivo de promover la autosuficiencia alimentaria, se apoyó a 2,730 familias para la reactivación de la producción de traspatio con manejo agroecológico y enfoque de género en 109 comunidades rurales de los estados de Campeche, Chiapas, Morelos, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán para impulsar la producción local de alimentos saludables y diversificados.
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Mejora de los sistemas locales de acceso al agua limpia y segura
De acuerdo con el análisis realizado en 45 comunidades, las condiciones de acceso al agua son desiguales, pues, incluso en aquellas que cuentan con sistemas comunitarios funcionales, existen problemas de mantenimiento como fugas, deficiencias en los equipos de bombeo, insuficiencia en el suministro o una calidad de agua inadecuada para el uso doméstico y consumo humano, representando mayores cargas en trabajo y tiempo en las mujeres y la niñez asociada a las tareas de acarreo de agua.
Para hacer frente a la problemática, el proyecto mejoró las condiciones de acceso al agua limpia y segura a través del fortalecimiento de sistemas comunitarios de gestión de agua, en beneficio de 7,577 personas. Con estos cambios, las y los habitantes de las comunidades podrán poner en práctica las recomendaciones de prevención del contagio como el lavado de manos, aseso personal, limpieza del hogar y reducir el riesgo de contagio.
Reactivación de las economías sociales locales
Durante la pandemia, las empresas sociales, como sociedades de producción rural, cooperativas y asociaciones productivas vinculadas al sector primario de la economía en las regiones de trabajo del proyecto sufrieron contracciones hasta del 100% en sus ventas de productos o servicios vinculados a la reducción de consumo y la reducción de movilidad por el confinamiento.
Dado que este tipo de economías sociales representan en muchos casos la principal fuente de ingreso directo para las familias de las comunidades, el proyecto fortaleció las capacidades de 984 productores y productoras locales para una reactivación económica resiliente en las cadenas de valor de apicultura, turismo comunitario y producción agroforestal.
En el sector de turismo comunitario, se adecuaron los espacios para contar con una reapertura segura de los servicios y se impulsaron estrategias de mejora para la digitalización y generación de energía sostenible. Por otro lado, se dio asesoría técnica a productores apícolas y agroforestales para volver sostenibles sus procesos, al tiempo que se fortalecieron las cadenas de valor que les permitan aumentar la comercialización y añadir el valor agregado para hacerlas más competitivas.
Por último, con el objetivo de sistematizar las buenas prácticas y lecciones aprendidas en el marco de las iniciativas locales de recuperación y reactivación económica, el proyecto co-convocó a 7 foros virtuales en los cuales participaron más de 50 organizaciones de base, representantes de gobiernos locales y fundaciones del sector privado. Se espera que la implementación del proyecto concluya a finales de este año.
La pandemia de la COVID-19 se ha convertido en un punto de inflexión que plantea oportunidades para que, a través de una recuperación resiliente, las personas logren transitar hacia un desarrollo sostenible.
Sin embargo, para asegurar que se generen las condiciones adecuadas, se vuelve indispensable poner en práctica inversiones de tipo social, económico y ambiental que no solo reditúen en la mejora de programas de protección social, gobernanza democrática, digitalización, y en una economía verde e inclusiva, sino que impidan el aumento de la pobreza extrema y permitan superar la trayectoria desigual de desarrollo del mundo anterior a la pandemia.
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