Las “redes de enjambre”, una tecnología innovadora de abastecimiento eléctrico diseñada para funcionar con fuentes de energía renovables, permiten el suministro seguro de electricidad a algunas de las regiones más pobres y remotas del mundo, lo que supone un gran impulso para los medios de vida de sus habitantes.
Con cerca de 789 millones de personas en todo el mundo que aún no tienen acceso a la electricidad, esta carencia se convierte en un factor que obstaculiza seriamente sus oportunidades de desarrollo.
Sin embargo, con la instalación de las llamadas «redes de enjambre» en comunidades vulnerables, que van de Laos hasta Mozambique y Vanuatu, y que cuentan con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la financiación de Alemania, se demuestra que las propuestas de energía renovable de bajo coste pueden ser una alternativa eficaz a las conexiones de red a gran escala que son más costosas.
La viabilidad de «Redes de enjambre» depende del pago de la electricidad
«La luz no es solamente luz. La luz es vida, y (representa) una mejor existencia para nosotros», dice Teung, el jefe de la aldea de Thai Phai Bai que, junto a la cercana Ko Bong, se beneficia ahora de la energía limpia suministrada por una “red de enjambre” instalada con el apoyo del Programa de la ONU.
Las dos aldeas están demasiado alejadas para formar parte de la red nacional y, al igual que los habitantes de la isla de Lelepa, prevén que la llegada de electricidad barata y fiable sirva para transformar sus vidas, con beneficios como la mejora de la atención sanitaria, la educación y mayores oportunidades comerciales.
Sin embargo, para conseguir la sostenibilidad del proyecto, es esencial que los miembros de las comunidades vulnerables y pobres puedan pagar la electricidad generada.
En Lelepa, donde la prioridad es la electrificación de los edificios y las infraestructuras comunitarias, se está implantando un modelo de pago por uso para las conexiones de los hogares; mientras que en Ko Bong y Thai Phai Bai, un grupo comunitario gestiona la “red de enjambres” y fija una tarifa eléctrica que se considera razonable para el usuario.
Conectar a 789 millones de personas a una red eléctrica
Los logros alcanzados por estos proyectos demuestran la enorme diferencia que supone la generación de electricidad para algunas de las personas más pobres del mundo, y el nivel relativamente bajo de inversión que se necesita para hacerla realidad. El potencial para suministrar energía eléctrica a millones de personas es muy elevado, dice Soezer.
«Según las cifras del año 2018, todavía hay 789 millones de personas sin acceso a servicios eléctricos. Si ampliamos los programas de “redes de enjambre” de bajo coste, podríamos electrificar a cerca del 80% de estas personas, con un coste de entre 400 y 500 dólares por conexión. Cada hogar acabaría pagando menos de 2 dólares al mes», destacó.
Para poder ampliar la escala y lograr estos resultados, los gobiernos, con el apoyo de organismos como la Plataforma de Inversión en el Clima, respaldada por la ONU, todavía tendrán que conseguir los préstamos y subvenciones necesarios, pero los proyectos de redes enjambre demuestran que, si existe voluntad política, el objetivo final de acceso universal a una energía limpia, fiable y asequible, es técnicamente factible y realista.
Con información de PNUMA.
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