Por: Caleb Palma
Alimento Para Todos
En los primeros días del confinamiento durante marzo del año pasado era imposible imaginar la cantidad de cambios por los que pasaría el mundo, y especialmente, nuestros sistemas de seguridad social.
A medida que los empleos eran recortados y miles enfrentaban una mayor necesidad, en Alimento Para Todos se tomó una decisión crucial: mantener sus operaciones esenciales en funcionamiento e intensificar las actividades de procuración y rescate de alimentos.
Más tarde, cuando imágenes de varias partes del continente mostrarían filas de grandes dimensiones en estacionamientos de bancos de alimentos, la institución habría reconocido que las operaciones de rescate probaron no sólo ser esenciales, sino de especial interés en periodos de crisis e inestabilidad social.
Si bien la crisis del año pasado tuvo su efecto más aparente en nuestros sistemas de salud, también tocó casi todos los ámbitos de nuestras vidas y las estructuras sobre las que estos se sustentan. En específico, cambió repentinamente los pronósticos económicos y transformó muchos de los procesos logísticos a pequeña y gran escala, nuestros sistemas alimentarios e incluso los niveles de hambre que se experimentan en México y en casi cualquier otro país que se vio obligado a confinar a sus habitantes.
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Aunado a esto, mientras el banco de alimentos luchaba por mantener en funcionamiento su red de distribución, se enfrentó a un nuevo problema: una continua descompensación entre los excedentes de alimentos, la demanda de los mismos y la capacidad de distribución. Para sortear estos retos fue necesario gestar alianzas y acuerdos con empresas e individuos.
Sólo a partir del uso eficiente de los recursos propios y compartidos fue posible llenar las brechas que amenazaban la capacidad de respuesta eficaz de la institución.
Casi un año más tarde, es muy probable que todos los bancos de alimentos que han sido testigos y actores durante esta pandemia hayan encontrado maneras diferentes de hacer las cosas y soluciones para los contratiempos logísticos.
En Alimento Para Todos, han reconocido la importancia de los sistemas de alimentación robustos y humanos; es así que hoy abogan por alianzas entre el sector privado, público y sin fines de lucro, así como por el reconocimiento de quienes forman parte de sus sistemas de seguridad alimentaria y social. «Creemos que contar con comunidades fuertes depende de una sociedad organizada».
Este artículo fue publicado por Alimento Para Todos, lea el original aquí.
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